sábado, 2 de agosto de 2014

El apocalipsis de las ciudades perdidas


Angkar, Tiahuanaco, Manchú Picchu … entre otras constituyen algunos referentes de las ciudades que sucumbieron. 
 El ser humano  por su estructura biológica necesita para subsistir las condiciones adecuadas proporcionadas por la producción de los campos y luego  crea monopolios administrativos centralizados, donde se establece, desarrolla el urbanismo metropolitano, práctica el comercio,  elevar su conciencia filosófica para  poder vincularse y  aliarse con las  energías de la naturaleza. Conseguidos sus objetivos primarios crea poderosos sistemas de cohesión humana que le da fortalezas para dar rienda a su poder creativo, los grandes monumentos ahora en ruinas son los testigos mudos de épocas pretéritas que casi fueron borradas por  el tiempo. 

Los aliados naturales de la élite son los dioses y con ellos aparece la religión con la clase sacerdotal, el elemento concreto de esta realidad son los templos.

En la modernidad quizás los nuevos dioses sean la ideología, la religión ha sida sustituida por la constitución, además los sacerdotes quizás sean la clase política, los templos serian constituyan los palacios de gobierno y congresos.

Si miramos al pasado nosotros somos los hombres del futuro que debemos aprender de las realidades pretéritas. Nuestra misión ahora extender la vida de nuestra civilización, que por la enseñanza de la Historia del Mundo debemos emprender. 
   
  Angkor, la civilización devorada por la selva

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